jueves, 26 de julio de 2012

Papá y yo

Es un silencio dulce,
no uno de esos incómodos
donde nadie sabe que decir
no, es un silencio dulce
donde sobran las palabras
porque se habla con miradas,
es un callar reconfortante
sin cháchara absurda
que rompa el mágico momento
de unos pensamientos que divagan
en la calidez del sigilo.
Es la tranquilidad
de sentir la presencia del otro
saber que esta ahí para nosotros
sin tener que manifestar lo. 
Es la paz, la armonía
donde cada uno respeta el espacio del otro
sin inmiscuirse con indiscretas preguntas
y aunque tú te quejes ahora
nunca soy más yo misma
que cuando vamos en el coche
callados escuchando música



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