martes, 20 de diciembre de 2011

Mi sobrina Victoria

No sería de justicia que no hablara de ella
nueve años y un nombre que suena a hazaña;
VICTORIA
así sencilla y espontánea se presento
tocando palmas, con el pie el compás
y de repente se hizo mujer
porque yo no podía creer que de un cuerpo tan chico
pudiera salir tal torrente de voz
canto unos fandangos tan sentíos que más de uno lloró
y a quien más quien menos se nos hizo un nudo el corazón
corto las respiraciones y ahí solo se oía la guitarra y a ella
algún olé y aplausos silencio y nada más
yo podría seguir diciéndoos cosas de esta niña prodigio
pero ¿para qué? si solo escuchándola podríais entenderlo
sé que antes de nacer ya escuchaba el cante del Alosno
pues dos generaciones tiene de maestros
yo sé que no tiene sangre azul
pues su sangre no puede ser más roja que la pasión
y ese cante jondo que le sale de lo más profundo de su corazón

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